Imagino que entiendes que el que no sabe que no sabe se encontrará perdido en sus esfuerzos y círculos viciosos. No puede salir de ahí, no ve, no entiende y claro acaba agotado o engañado incluso.

Es interesante saber cómo se aprende para acortar tiempos y tener mejores estrategias, no sea que creamos que la clave está en las herramientas en vez de las personas.

«Es el indio, no el arco», pero por claro que sea, la obsesión por las «técnicas» arrasa. Quizá le suceda más al que no sabe que no sabe.

El caso es que en el sistema nervioso existen mecanismos específicos de aprendizaje. Cuando un estímulo que aparece se repite puede provocar tanto disminuciones como incrementos en la respuesta.

Si a través de la estimulación repetida, la tendencia a responder es menor el mecanismo se conoce como  habituación.

Si a través de la estimulación repetida, la tendencia a responder es mayor el mecanismo se conoce como sensibilización.

En muchas ocasiones utilizamos estos mecanismos en la dirección opuesta.

Resulta que me gusta lo puro, lo limpio y lo perfecto y me voy sensibilizando a lo «malo». No tolero los químicos, los ruidos, las personas con imperfecciones, las comidas que no vengan de un manantial y por sensibilización extrema me voy alejando y… ¡debilitando!. Todo me sienta mal física y psíquicamente. No puedo estar en la mayoría de ambientes porque son nocivos y peligrosos. Por sensibilidad mal dirigida el mundo ahí afuera acabó siendo totalmente hostil. El invididuo suele optar como estrategia un mayor aislamiento y «pureza». Es correcto evitar lo contaminado, lo tóxico y lo nocivo pero si lo haces por sensibilización mal vamos.

En otra dirección usamos la habituación. Pasas por tu jardín de 1000 rosas y tienes tantas que no ves ninguna. Ves a tus amig@s de siempre y te pasan desapercibidos. El presente suele ser algo de lo que te habla el Mindfulness para ser más productivo o tener menos stress y también ese medio para conseguir en el futuro metas y sueños… y compras esa acepción. Desgraciadamente, por habituación, no es para ti ese lugar extremadamente frágil en el que ahora mismo ocurre la vida, vida que pende de misteriosos hilos. La habituación es esa trampa que nos insensibiliza a comunicar lo que los sentimientos gritan. Por habituación, en vez de resolver conflictos, te dejas de hablar con el vecino y ¡ea! para chulo yo. Con habituación nos volvemos vagos psicológicos. Nuestras creencias pueden ser de lo más torpe pero nos hemos acostumbrado.

Lo suyo es operar al revés. Es lo que hace el sabio.

Se vuelve fuerte, que no débil, ante lo nocivo. Aunque guste de la calma del bosque, camina feliz por el centro de la ciudad ruidosa. Se adapta y no genera excesiva respuesta a un estímulo imperfecto.  En vez de buscar los sueños con apego, se limita a valorar y honrar aquello que sucede y aquello que ya posee. Y desde ahí canta, como el pájaro, sin pensar demasiado en sus oyentes. Si tiene dolor se mueve y explora, para que el cerebro disminuya la señal.

Lo nocivo no le da «alergia» ni «rechazo», es más bien ecuánime.

Se vuelve sensible ante lo habitual. En vez de acostumbrarse incluso a lo bello para volverlo común, lo revive y realza. Mira unos ojos y ahí penetra en lo novedoso. Capta el «panta rei» en donde los demás ven repetición. El presente no es un medio para bajar el stress, sino un lugar que emerge cuando uno no se interpone en la vida que nace. El futuro no es un lugar de certezas, sino de incertidumbres, e incluso el mérito, en la ecuación del sabio, es una quimera. Nunca le oirás decir que necesita «foco», como si enfocarse fuera una decisión jejeje. Nunca le oirás decir que observa algo afuera, dado que sabe quién observa y desde dónde. El sabio tiene un gigantesco zoom sobre aquello a lo que mira. No pasa por encima, está.

Lo bello no le produce «hastío» ni «costumbre», sino gratitud.

De lo bello y lo nocivo, de la dirección adecuada de sensibilidad y habituación.
Aprender a aprender, eso que se impregna, no se lee.

Un comentario

  • Belén García dice:

    Gracias Jose, como siempre leerte me da una nueva perspectiva y aunque ya conozca el escrito, si lo vuelvo a leer me devuelve aprendizajes que o no había podido captar o adquieren otra dimensión.

    Abrazos